La verdad que parar empezar una entrada con este título ya voy mal, pero es realmente cierta. Cuanto más mal estás y más bajo no podés caer, personas de las que más querés te bajan al menor subsuelo, no solo con el autoestima que es lo de menos sino que con tu misma vida social hasta llegar a un punto que no te queda otra que morir o estallar. En éste caso me tocó estallar pq morir a esta edad no da. Al pedo, pq por más que intente uno no puede cambiar todo porque si, porque se le antoja, y por más que se pueda, lo único que se podía hacer al respecto ya lo hice y no sirvió absolutamente en nada, un fracaso, como suelo serlo. Asi que no me queda nada más que descargarme en mi pobre blog, y mejor, pq no lo leo ni yo. Asi que estoy muy inconforme y conforme a la vez.
En una de esas charlas de la vida, hoy llegué a la conclusión de que no se puede confiar en nadie más que en nuestro propio perro. Hasta quien menos uno se imagina es el que más te está clavando el puñal por la espalda. Tristísimo pero cierto. MUY cierto.
Uno siempre busca el defecto del otro pero porque no perfeccionarse uno mismo, no? Es que no hay peor veneno que el de uno mismo, y uno no sabe aceptar su error, pero prefiere verlo en el otro. Hablando psicológicamente se llama desplazamiento. Si desplazaramos absolutamente todo, como solemos hacerlo a veces, seríamos seres infelices y es que a veces lo somos.
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