Entra un joven a su casa dando un portazo, indignado porque su mejor amigo no le dió regalo alguno por su cumpleaños número diecinueve.
El padre, al verlo tan mal y tan enojado le pregunta qué es lo que le sucede.
-Hijo, ¿Por qué ésa cara alargada?
A lo que el hijo le responde.
-Me peleé con Juanma, es un desagradecido.
Confundido, el padre, teme preguntarle más, pero reformula otra pregunta.
-Pero… ¿Qué pasó? ¿Puedo saberlo?
-No me regaló nada, papá, nada! yo, para sus dieciocho le regalé la netbook. Respondió su hijo con un tono de voz muy enojado.
El padre muy sabio le dice que la amistad no se mide por regalos entregados, en cambio, la amistad se mide por momentos compartidos y afectos entregados. Así, el joven se lanzó a llorar y pensaba que no lo iban a querer más en su grupo de amigos ya que él sabía demostrar su afecto sólo con objetos materiales. Abrazó al padre unos largos minutos y le pidió que lo ayudara a superar su situación.
Así, el padre le contó una historia de su propio pasado.
-Escucha hijo, yo de muy joven quería conquistar a tu madre dándole los regalos más espectaculares del momento, nos hicimos muy amigos hasta el día que me animé a confesarle mi amor por ella. Ése día ella me confesó que admiraba mi persona pero que mis regalos no eran lo que ella quería de mí, quería una relación fuera de lo materialista, y poder conocerme como persona sería el regalo más lindo que podría recibir.
Tu madre amaba mis regalos, pero me enseñó que no me amaba por los regalos que le daba sino por el afecto entregado.
Hijo, ella me hizo saber que en la vida el cariño triunfa y nunca se destruye, en cambio, los regalos no perduran de por vida y, a veces, no llevan un significado importante como para conservarlos. Entiende que quién tiene amigos por lo que les dá poco le durarán. Pídeles perdón a tus amigos y entrégate como persona que da su amistad y no espera nada a cambio, así podrán ser verdaderos amigos.
Escrito por mi amiga, Rebe ♥
Muy lindo (:
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